Hace casi 100 años, las copiosas lluvias de dos huracanes dejaron más de 3,000 muertos en áreas aledañas al lago Okeechobee. Eran las primeras señales de un problema que continúa sin solución. Por esa razón, alrededor del año 1930, se decidió construir barreras de contención en el principal acuífero de la Florida. Hoy, el dique Herbert Hoover, viejo y con filtraciones, practicamente abraza en su totalidad al enorme lago de 730 millas cuadradas. Pero el peligro ha aumentado.
El dique Hoover ya no puede contener eficientemente el agua, mucho menos cuando son intensas las lluvias. Según los expertos debe ser definitivamente reparado y ampliado para evitar inundaciones. Y desde hace algunos años otra alarma se ha disparado con la presencia de algas tóxicas, que hacen más peligrosa la situación, pues dañan a especies marinas protegidas como los manatíes y las tortugas, además de atentar contra la salud y el sustento de miles de residentes. Está en peligro todo el ecosistema que integra el lago con los Everglades y la cayería del sur de la Florida. Vale la pena señalar que esta amenaza se cierne sobre la zona más poblada del estado, incluyendo la ciudad de Miami.
Grupos conservacionistas y líderes políticos han denunciado reiteradamente que las descargas de aguas contaminadas han causado mucho daño ya y es hora de que se comience a establecer una estrategia definitiva que evite la catástrofe de las inundaciones, pero sin generar las graves consecuencias de las descargas a ríos y otros lagos de la región.
También la Fundación Everglades se ha sumado a los esfuerzos en pos de una solucion definitiva. Una de sus propuestas se basa en la construcción de plantas de tratamiento al sur del lago Okeechobee. De esa forma se eliminaría el drenaje contaminante y se podría almacenar grandes cantidades de agua, muy necesaria para la vida y la economía de todo el sur de la Florida. Este sería un drenaje limpio, ecológico, que no solo eliminaría la amenaza de una inundación, si no que aprovecharía el agua, ese preciado recurso natural que hace crecer la vida, pero que puede ser letal cuando está fuera de control.
El Cuerpo de Ingenieros del Ejército lleva más de una década trabajando en el dique y ha invertido decenas de millones de dólares, pero no ha sido suficiente. El problema es grande y la solución no puede ser pequeña. Debe preocuparnos a todos y quienes tienen el poder de tomar decisiones deben hacerlo de inmediato.
Por eso ha generado gran expectativa el anuncio hecho recientemente por Ron de Santis, gobernador de Florida, sobre un importante acuerdo con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército para la construcción este año de un embalse en los Everglades, al sur del lago Okeechobee, para reducir las descargas dañinas y aprovechar el agua una vez que esté limpia. Parecen coincidir en esta decisión los intereses de todos. Esperemos que se mantenga el compromiso y desaparezca para siempre la amenaza de este importante espejo de agua.
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