El impacto que pueden llegar a causar los ciberataques en la vida diaria es tan o más graves que una guerra mundial convencional. Usted debe saber que el agua que toma, los alimentos, la electricidad, el internet, la telefonía, los medios de comunicación, hospitales, el transporte, bancos y combustibles están en manos de piratas que, de poder atacarlos con éxito, literalmente paralizarían cualquier país y acabarían con las economías hoy conocidas por su estabilidad. ¿Por qué se destruirían? La respuesta es muy simple: el caos generado por la falta de algunos o todos los servicios antes mencionados ocasionarían el pánico que por ende llevaría a la pérdida inclusive de la gobernabilidad de toda una nación.
Lo vimos de forma minúscula con el ciberataque por un grupo de hackers rusos al oleoducto Colonial Pipeline, donde se cortó el bombeo de combustible a través de las tuberías que las llevaban a los centros de distribución y a las estaciones de servicio. Algo totalmente local que ocasionó pánico y provocó que la gente se aglomerara por horas en colas infinitas tratando de poner combustible mientras el precio subía. El ciberataque a JBS ocasionó lo mismo, pero a nivel de alimentos (carne), todas las cadenas de distribución quedaron afectadas y los más perjudicados fueron los consumidores. Dos ejemplos simples y recientes en pleno 2021 y que junto a miles que no logran su objetivo, cada día se multiplican bajo la mirada complaciente de gobiernos enemigos que lo usan para ir probando la capacidad de ataque, reacción y el impacto ocasionado.
Culpar a Rusia y a su presidente Putin parece simple pero no lo es, y no lo es por que son procesos intangibles que en muchos casos no dejan huella y cuando son detectados ya es tarde para responder. En este caso lo único que queda es elevar al máximo los niveles de ciberseguridad en todas las entidades gubernamentales, militares y privadas mientras se piensan en estrategias capaces de disuadir a estos piratas cibernéticos de no seguir haciéndolo, ¿cómo podría hacerse? Con sanciones, resoluciones o reuniones diplomáticas convencionales no lo creo. De hecho, los resultados demuestran que por esa vía no se logra nada mas allá de la risa cínica de los involucrados.
Estados Unidos deberá desarrollar contrataques similares o de mayor envergadura capaces de responder de forma creíble y disuasiva al enemigo virtual, acertando golpes cibernéticos que destruyan sus capacidades de ataque y no solo mirar a Rusia. En Venezuela, Nicaragua, Argentina y Bolivia -dirigidos bajo la batuta de Cuba- existen enormes granjas de troles y hackers para la manipulación de los medios de comunicación y el hackeo a todo tipo de instituciones que pasan impunemente bajo la mesa mientras el gigante del norte se distrae mirando donde no es.
Mientras todo esto ocurre, nosotros como ciudadanos comunes no podemos quedarnos de brazos cruzados, debemos contribuir con la ciberseguridad en todo momento, reforzando nuestras claves de acceso, evitando compartir información personal o abrir archivos enviados por desconocidos, instalando antivirus en nuestras computadoras, tabletas y celulares, entre otros, además de reportar a tiempo a las autoridades cualquier actividad que parezca sospechosa. Y lo más importante, no caer es las infinitas cadenas de desinformación que recorren las redes sociales y que son montadas estratégicamente desde otros países para buscar crear en los individuos mas débiles perfiles de opinión que niegan la realidad o los hacen escupir teorías conspirativas mas allá de toda lógica.
Converse con los miembros mas jóvenes de su familia sobre estos temas, instrúyalos y hágales entender lo importante que es cuidarse de ese mundo oscuro e invisible extremadamente peligroso en que todos estamos expuestos a través de nuestros dispositivos. El secuestro y el abuso no es solo físico, es mental y ahora cibernético y me aterro profundamente cuando veo a niños, jóvenes y no tan jóvenes adictos a la pantalla y sin control alguno y sin nadie que los detenga. Son ellos los caballos de Troya que serán usados para causar grandes daños, grandes atrocidades que afectarán a todo el mundo. Son soldados con las mentes borradas y moldeadas al antojo del enemigo sin necesidad de moverse de sus casas. Un peligro latente que usted debe conocer.
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