Muchos quedan impresionados cuando visitan la casa de un amigo y ven las numerosas obras de arte que tiene colgadas en sus paredes. Disfrutan de los óleos sobre tela, las acuarelas o las esculturas, y después regresan a sus hogares convencidos de que tener una colección como la que acaban de ver es un lujo que ellos no pueden darse.
Todos podemos tener nuestra propia colección de obras de arte. Como es lógico, quien no es millonario no puede aspirar a poseer un Picasso o un Manet, pero sí una pintura de un joven artista local o un grabado de pequeño formato de un artista reconocido. Solo es necesario dar el primer paso, decidir comenzar a coleccionar originales.
Artistas locales, emergentes, en su mayoría muy jóvenes, tienen estudios y galerías que podemos visitar para conocerlos personalmente. Los precios de sus obras no suelen ser altos, sobre todo si hacemos el trato directamente con ellos. De igual forma es recomendable asistir a exposiciones y ferias de arte, de manera que podamos conocer el mayor número posible de artistas y comenzar a seguir su desarrollo y progreso.
Algo muy importante es comprar piezas que nos enamoren, que nos proporcionen felicidad, que nos alegren cuando cada día las disfrutemos en nuestro entorno. Lo demás llega con el tiempo. Pues tras varios años comprobarán que su colección de arte ha crecido en calidad y cantidad sin tener que haber invertido para ello una gran cantidad de dinero.
Los expertos consideran que una obra de arte, además de ser una importante inversión, constituye también un activo. En la mayoría de las ocasiones su valor aumenta con el tiempo, aunque no podemos esperar que en todos los casos multipliquen por diez su valor de la noche a la mañana.
En la actualidad son muchas las compañías que destinan una parte de sus ganancias a la compra de obras de arte. Se trata de una estrategia de inversión segura, pues a diferencia de las acciones, el arte no es volátil ni se deprecia, todo lo contrario. Sobran ejemplos en la historia de colecciones de arte que han respaldado como garantía negocios millonarios.
Por otra parte, las obras de arte no constituyen un simple negocio para quienes las coleccionan, sino una fuente constante de placer que le otorgan un sello particular e inigualable a cada rincón de tu casa o tu oficina. Además de que conservarlas en buen estado no resulta ser un gran problema, excepto en el caso de colecciones muy grandes. Siguiendo las recomendaciones elementales en cuanto a iluminación, humedad y temperatura, usted puede conservar sus piezas en perfecto estado sin tener que invertir un solo centavo.
Si alguna vez pensó en la posibilidad de tener un original en la pared de su sala, no pierda un segundo más. Comience a buscar información sobre artistas locales compre la primera pieza de su futura colección. Le aseguro que no se va a arrepentir.
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