En pleno siglo XXI, nuestro admirado Jorge Mas Canosa, el antiguo chairman de la Fundación Nacional Cubano Americana, sigue siendo objeto de un especial respeto y de una tremenda admiración. Es una de esas personas que hicieron historia llevando al más alto nivel las raíces de nuestra cubanía. Su gallardía lo llevó a codearse con líderes del mundo entero.
Yo había pronunciado un discurso en Los Ángeles, en el Embassy Auditorium, donde participamos los dos, donde decíamos que “la causa de la libertad de Cuba había que vestirla de largo y de gala”. Él lo logró en demasía. Juntos nos reunimos una vez con Rómulo Betancourt, el legendario presidente democrático de la brava Venezuela. Él también tuvo entrevistas con Gaviria en Colombia, con Torrijos en Panamá y aquí en Miami, con los presidentes Clinton, Bush y Reagan, reuniéndose también con este último en Washington. La gran Margaret Tacher, de Inglaterra, tampoco estuvo ausente en su agenda. Nadie llegó tan alto, nadie llegó tan lejos, nadie llegó más hondo en el corazón de los cubanos.
Ahora que la nueva política auspiciada por el presidente Trump y las sanciones impuestas por su Administración, tanto a Cuba comunista como a Venezuela, empiezan a surtir efecto, más se siente la ausencia de Jorge Mas Canosa. Tanto en referencia a la lucha que aún falta por realizar como en lo relacionado con las difíciles tareas de la reconstrucción política, económica y social de Cuba, donde su talento y visión hubieran dado positivos dividendos a favor de nuestro pueblo. Una Cuba libre con derechos humanos, un país próspero con derechos civiles en vez de fusiles y tiranos.
Al haberse conmemorado el 21 de septiembre un aniversario más de su natalicio (80 años), en la famosa Peña del Versailles, que copresido junto a Mario Echevarría, hemos querido honrar la memoria de este valiosísimo dirigente anticomunista y veterano de la Brigada 2506 publicando y distribuyendo un cartel con su imagen, la que se publica ahora en la Revista Bencomo, quién así se suma al merecido homenaje.
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