Mario Echevarría

La humildad de un pratriota cubano
Por Benjamin De Yurre y Fals / Fotografía Jorge De La Cruz
November 1, 2019
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En las tardes miamenses es habitual encontrarse con Mario Echevarría en el afamado Restaurant Versailles. Siempre con una sonrisa y gestos amables hablando de su añorada Cuba y dispuesto a ayudar con esa altura que caracteriza a los grandes.

Nacido en Punta Alegre, municipio de Morón, Camagüey, vivió en Cuba hasta 1967 cuando se graduó en Ciencias Comerciales en la Universidad de La Habana. Armado con el idioma inglés que había aprendido en Lousiana, regresó a Cuba donde contrajo nupcias con la Dra. Roselia Romero, con quién permaneció por 55 años. De inmediato se destacó como jefe de contabilidad en la renombrada empresa de Reynolds, en donde logró alcanzar el rango de supervisor del Ministerio de Industrias, cargo que mantuvo hasta que el régimen se percató de su posición anticastrista.

Desde su natal Morón, Echevarría comenzó a participar en los Municipios de Cuba y el patriotismo siempre lo acompañó desde entonces. Ya en el año 1959 supo que aquello era una revolución comunista y durante la gesta de Playa Girón se lo hizo saber a muchos.

Al salir de Cuba su destino fue España, donde desarrolló una exitosa carrera administrativa en la empresa General Electric. Empezó en Madrid como Jefe Administrativo de Ventas, lugar que aprovechó para incorporarse al centro cubano del área. Terminó después en Bilbao como Director Financiero de la Corporación, cargo al que accedió tras culminar los estudios de Financial Management Program en dos años y medio, curso dictado por la misma empresa y requisito fundamental para la posición. Posteriormente continuó su ascendente carrera en G.E. como manager financiero en New York y Connecticut, donde cultivó productivas relaciones bancarias.

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En 1990 arriba a Miami y se incorpora al Club de Leones, llegando a ser Gobernador de un extenso territorio en La Florida conocido como el distrito 35N. Allí encontró propicio el terreno para crear el Premio Ramiro Collazo, el cual entrega todos los años a personalidades del área como Manuel Alzugaray, Horacio Aguirre y Gus Machado. Ramiro Collazo fue el primer presidente hispano del Club a escala mundial. Muchos han querido concederle este premio, pero él se ha negado diciendo que “es para otorgárselos a otros”.

En el año 2005 Echevarría es elegido presidente de los Municipios de Cuba en el exilio, y a partir de esa fecha siempre ha estado en la directiva como vicepresidente o Tesorero.

Por años ha estado respaldando un evento conocido como “Light House for the Blind”, donde se organizan jornadas de apoyo para todas las personas con problemas de ceguera.

Actualmente Echevarría es director de la Peña del Versailles, evento que logró reiniciar junto a Tony Calatayud. Cada tercer sábado del mes, allí se reúnen destacados miembros de la comunidad.

Mario Echevarría, sin ostentación, siempre ha sido un cubano de marca mayor, e incluso, junto con su familia, ha sido parte de la historia cubana. Además de llevar a Cuba en su corazón, también posee parte de su tierra; con mucho orgullo sostiene que es el heredero y tiene en su poder los documentos de propiedad de 2403 caballerías de tierra, lo que hoy se conoce en Cuba como Cayo Coco.

Sabemos que quisiera desarrollar allí un complejo turístico en una Cuba libre. Adelante Mario.

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