Por Raúl Hernández
October 20, 2018
Con un oficio desarrollado a base de pintar todos los días, Lilian Delgado ha logrado crear una técnica particular, pues más que pintar parece que esculpe cada pétalo sobre el lienzo. Con una habilidad extraordinaria...
Flor y mujer son dos imágenes, dos conceptos, dos temas que han ido de la mano tanto en la vida como en el arte. Asociadas por la belleza, el lirismo y la ternura, flores y mujeres simbolizan la perpetuidad, la fertilidad, la creación. Todo esto lo sabe muy bien Lilian Delgado, una artista nacida en Brasil y radicada en Estados Unidos que ha cautivado al público con sus obras, en las que las flores asumen un protagonismo singular.
Con un oficio desarrollado a base de pintar todos los días, Lilian Delgado ha logrado crear una técnica particular, pues más que pintar parece que esculpe cada pétalo sobre el lienzo. Con una habilidad extraordinaria con la espátula, borda mientras coloca cada flor sobre la tela y el resultado es fascinante. Una textura táctil se proyecta desde el lienzo hacia el espectador provocando la sensación de que las imágenes están saliendo del espacio que habitan.
Una primera mirada a las piezas de esta artista puede hacernos pensar que sus óleos sobre lienzo forman parte de un discurso figurativo convencional, pero cuando nos detenemos un poco más podemos notar que la flor como sujeto se convierte en una justificación, un elemento que sumado a otros semejantes va conformando un discurso en el que el color es el protagonista. Sobre todo en las piezas de gran formato, en las que con gran libertad la artista propone composiciones que me hacen recordar coreografías de danza moderna, y en las que el ritmo y el equilibrio en la utilización de cada pulgada de lienzo tienen un peso particular para acentuar la armonía del conjunto.
Lo mismo sucede con sus series dedicadas a los árboles o sus sugerentes marinas. La repetición de un elemento, ya sean las hojas o los veleros, apunta a estados de ánimo, a secuencias hilvanadas para provocar al espectador, que se deleita en la contemplación mientras se traslada a los paisajes reinventados por la artista. Ella nos guía la mirada a través de su interpretación particular de la luz, otra de las constantes que caracterizan su obra.
A pesar de haberse formado en Estados Unidos y haber crecido y estudiado mirando las grandes llanuras del medio oeste en Oklahoma, Lilian mantuvo en sus pupilas el color de su Brasil natal. Color y luz que también la acompañaron en su paso por Venezuela y Perú durante su primera infancia. Y es esa luz y no otra, la que explota en sus cuadros seduciendo a quienes los miran. Verdes, amarillos, intensos rojos, azules y ocasionales púrpuras se combinan en matizados dúos que cautivan y sorprenden.
Otro elemento a tener en cuenta en el discurso de la artista es la tremenda capacidad que tiene para resolver con desenfado su propuesta en diferentes formatos. No le tiembla el pulso cuando enfrenta piezas de grandes proporciones que en la práctica funcionan como murales de más de 30 pies cuadrados o cuando tiene que apretarse en una tela pequeña. Su impecable factura la acompaña siempre, junto a su gran capacidad para componer con la ancestral técnica que minimiza el fondo, sin perder el encanto, complejizando con mesura la figura protagónica.
La obra de Lilian Delgado ha merecido numerosos premios y reconocimientos en los más prestigiosos festivales de arte de Estados Unidos en los últimos años. Su presencia es esperada con avidez por coleccionistas en Chicago, Virginia, Texas, Colorado y la Florida. Sus piezas, que han ido aumentando su cotización de manera continua, forman parte de decenas de colecciones privadas.
El entusiasmo del público por las creaciones de esta singular artista no nos sorprende. Es muy difícil pasar sin detenerse frente a cualquiera de sus cuadros. Ella es capaz de captar un instante mágico que nos regala la naturaleza y recodificarlo sobre la tela con frescura y carácter. Por eso encanta y cautiva.
Su discurso es polisémico, pues más que imponer, la artista sugiere y propone en un lenguaje universal que apunta a los resortes más íntimos de la sensibilidad humana. Quizá sea porque es una mujer entusiasta y apasionada, abierta al conocimiento y la búsqueda. Capaz de manejarse perfectamente en inglés, español y portugués, esta pintora disfruta también del arte culinario de diversas culturas, fascinada por la mezcla de aromas y sabores, y finalmente transmite también ese toque pluricultural de su vida a cada una de sus creaciones.
Cada mañana Lilian Delgado se enfrenta a un lienzo en blanco como si estuviera al borde de un precipicio. Debe vencer el miedo que provoca la inmensidad de la tela con su blancura desafiante y perfecta. Pero ella se levanta dispuesta porque sabe que es una mujer que pinta flores. Entonces toma la espátula en su mano y comienza a producirse el milagro de la primavera, aunque la ventana de su estudio en Chicago esté siendo golpeada por la nieve.
Lilian Delgado nació en Salvador, Bahía, Brasil y descubrió su talento artístico e interés a una edad muy temprana.
Tel: 941-224-8677
www.lilianoilsoncanvas.com
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