Por Benjamin F. DeYurre
October 20, 2018
Durante cinco años 12 países estuvieron negociando con objeto de firmar el mayor acuerdo comercial jamás conocido. Finalmente, en el 2016 se firmó el tratado que involucraba al 30% de la producción mundial...
Durante cinco años 12 países estuvieron negociando con objeto de firmar el mayor acuerdo comercial jamás conocido. Finalmente, en el 2016 se firmó el tratado que involucraba al 30% de la producción mundial, conocido como el Acuerdo Transpacífico o Transpacific Partnership (TPP).
Este acuerdo, en donde participaban EE.UU., Japón y México, entre otros, tenía una particularidad importante: no involucraba a China. Evidentemente, de esto se desprende que el comercio entre los miembros utilizaría el dólar como forma de pago.
Desde luego, China no se quedó inmóvil. De inmediato creó el Acuerdo de Asociación Integral (RCEP), donde no está incluído EE.UU. y donde tiene el concurso de 16 países y el 40% de la producción mundial. Lógicamente, en este caso China sí pudiera imponer su moneda como forma de pago (Renbimbi o Yuán). Si esto ocurre, el dólar pudiera dejar de ser la moneda hegemónica, generando como consecuencia un caos en el comercio mundial. Sucede que el dólar es la moneda-patrón en el mundo y todas las demás varían con respecto a ella. Entraríamos al mundo de la especulación monetaria.
Sin duda alguna, los Chinos tienen pretensiones de dominio mundial. Por cada asociación u organismo implantado por EE.UU., ellos han formalizado su contraparte. También han sido desleales manteniendo artificialmente devaluada su moneda para estimular sus exportaciones. Esto es, con un Yuán supuestamente débil, el dólar rinde más en la compra de productos chinos.
A grandes rasgos, lo que se pretendía con el TPP es que EE.UU. expandiera sus horizontes de exportación, abriendo mercados inexplorados. Esa es la forma de crecer económicamente, disminuyendo nuestro déficit en la balanza de pagos.
En pregunta personal que le formuláramos al expresidente mexicano Vicente Fox en el 2016, este señaló que el TPP y el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), son diferentes. No obstante, en conferencia telefónica que sostuvimos ese año con David Simas, Consejero Económico de la Casa Blanca, este señaló que debía reformularse el NAFTA en virtud de que México es signatario tanto del TPP como del NAFTA.
A comienzos del 2017, el presidente Trump retiró a EE.UU. del TPP. Actualmente existe un movimiento que busca su reincorporación. Hacemos votos porque esto ocurra.
BENJAMIN F. DeYURRE
Economista y Periodista
@DeYURRE
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