Por Judith M. Díaz
October 20, 2018
Hablar de comida es sin duda una grata conversación a la que se suma la mayoría de las personas, incluso sin estar sentados en la mesa, pero resulta engorroso si el tema se centra en nuestras visitas al baño.
Hablar de comida es sin duda una grata conversación a la que se suma la mayoría de las personas, incluso sin estar sentados en la mesa, pero resulta engorroso si el tema se centra en nuestras visitas al baño. Precisamente las veces y el resultado de nuestro paso por una sala sanitaria es lo que puede indicarnos si padecemos de insuficiencia pancreática exocrina (EPI, por sus siglas en inglés).
La EPI se origina por la incapacidad del páncreas de proporcionar las enzimas necesarias para ayudar con la digestión de los alimentos. Entonces, las personas tienen maldigestión porque no pueden digerir correctamente los nutrientes de los alimentos como grasas, proteínas y carbohidratos. No recibe la nutrición necesaria de la comida que consume.
Centro del abdomen
El páncreas tiene dos funciones; la endocrinal, que es la producción de la insulina, una hormona que ayuda al cuerpo a procesar el azúcar que comemos. La otra función es la exocrina, que consiste en la producción de enzimas (lipasa, proteasa y amilasa) que ayudan a transformar y digerir los alimentos para que el cuerpo absorba los nutrientes, este es el proceso que se afecta cuando una persona padece EPI.
La EPI origina diarreas frecuentes, pérdida de peso inexplicable, materia fecal grasosa; pestilente, que flota y es difícil de lavar, gases e hinchazón abdominal, síntomas que pueden resultar “vergonzosos” pero necesarios consultar con el médico.
Es importante preguntar y explicar al doctor claramente, diagnosticar la EPI es difícil porque tiene síntomas similares a otros trastornos digestivos como el síndrome del colon irritable, la enfermedad de Crohn, la enfermedad celiaca, colitis ulcerosa y el crecimiento excesivo bacteriano del intestino delgado.
Enfrentar los síntomas
El primero en determinar que algo no está bien es el afectado, pero existen dos tipos de pruebas para detectar la insuficiencia pancreática exocrina. Para evaluar la función pancreática de forma directa, se estimula el páncreas suministrando comida u hormonas para posteriormente analizar el jugo duodenal y cuantificar el contenido de la secreción pancreática.
Las pruebas indirectas miden las consecuencias de la insuficiencia por lo que son más fáciles de aplicar, entre otras formas de análisis se puede cuantificar la grasa en la heces. El exceso de grasa en las heces o esteatorrea de origen pancreal, es el resultado final y más grave de la EPI.
Un especialista es el único que puede diagnosticar y determinar el tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina. Fundamentalmente se utiliza la suplementación de enzimas pancreáticas para mejorar la condición del paciente que quiere eliminar los síntomas abdominales y la grasas en las heces. El paciente necesita sobre todo recuperar su estado nutricional, que literalmente se va por la cañería.
Hable con su médico si:
Presenta diarrea frecuente.
Tiene pérdida de peso inexplicable.
Excreta materia fecal grasosa y pestilente.
Tiene gases e hinchazón abdominal.
Presenta dolor en el aparato digestivo (gastralgia).
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