Por Lorraine E. Pérez
October 20, 2018
La administración está tratando de prohibir que los familiares cercanos puedan reunirse y que los ciudadanos americanos puedan reunirse con sus padres, hijos adultos o hermanos. Nuestra nación no puede ser forzada...
Mucho ha pasado en inmigración en los Estados Unidos desde que el nuevo gobierno de Donald Trump tomó posesión. El miedo se ha apoderado de muchos extranjeros en el estado de la Florida y en todo el país ante la incertidumbre de lo que pueda pasar. La amenaza de hoy es un ataque a la unidad familiar. El Presidente busca reducir drásticamente la inmigración por linaje a la mitad. La migración que él llama “en cadena”. La nueva propuesta busca eliminar unas 400,000 visas de las categorías basadas en parentesco familiar y otras 50,000 correspondientes al programa de loterías de visas (visas de diversidad), lo que comprendería su completa eliminación.
De ser aprobada una legislación como esta, marcaría un cambio importante en las leyes de inmigración de los Estados Unidos, ya que, desde mediados del siglo pasado, se les ha permitido a un número creciente de inmigrantes venir al país a trabajar o a reunirse con sus familiares, quienes viven aquí legalmente.
En la década del 1920 hubo un sentimiento nacionalista que llevó a grandes recortes en la inmigración legal. La Ley de Cuotas de Emergencia del 1921 (The Emergency Quota Act of 1921) y la Ley de Inmigración del 1924 (Immigration Act of 1924) buscaron mantener una uniformidad étnica al favorecer la inmigración de los países del norte de Europa mientras recortaba la de otras regiones.
La primera ley agregó dos características importantes a la inmigración: limites numéricos y el uso de un sistema de cuotas para establecer esos límites. Esta ley restringió el número de inmigrantes admitidos de cualquier país a 3% del número de residentes de ese mismo país que residieran en los Estados Unidos. Esto significó que las personas de los países del norte de Europa tuvieron una mayor cuota y mayor probabilidad de ser admitidos en los Estados Unidos, que las personas del este y sur de Europa o aquellos de otros países no europeos. Basados en esa fórmula, el número de inmigrantes admitidos disminuyó de 800,000 en el año 1920 a apenas unos 300,000 en los años 1921 y 1922.
Luego vino una revisión de esta ley por La Ley de Inmigración del 1924. Esta buscó reducir aún más la inmigración legal, disminuyó el número de inmigrantes admitidos de cualquier país a un 2% del número de residentes de ese mismo país que residieran en los Estados Unidos. Específicamente restringió la inmigración de los países del este y sur de Europa, además de África. También prohibió la inmigración de árabes y asiáticos. Al igual que la anterior, el propósito de esta ley era crear una uniformidad étnica.
Esta nueva fórmula redujo la inmigración de 357,803 en los años 1923 y 1924 a 164,667 en los años 1924 y 1925. Estas cuotas fueron reemplazadas con La ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965. Solo después de que estas cuotas fueron abolidas, los niveles de inmigración crecieron nuevamente en los Estados Unidos.
Justamente ahora es increíble que la administración del presidente Trump esté justificando cortes severos a la inmigración legal con los mismos argumentos que se usaron en los años 1920. De hecho, algunos economistas han indicado que en estos momentos se necesita más inmigración legal, especialmente porque la populación en los Estados Unidos está envejeciendo, lo que significa que habrá menos trabajadores nativos en los próximos años.
Estados Unidos ha sido reconocido siempre como un país en el cual la unidad familiar es de un valor fundamental. Llamar a la unidad familiar una “cadena de migración” es menospreciar la fuerte historia y los valores de la nación. Sin embargo, quizás lo más dañino para el ideal americano de reunir familias es la falsedad de que un inmigrante único puede traer familia extendida por docenas “cadena de inmigración”, como lo indicó Trump en su último discurso del Estado de la Unión.
Bajo el sistema actual, la mayoría de los inmigrantes legales son admitidos a los Estados Unidos a través de lazos familiares. Por ejemplo, los ciudadanos americanos pueden pedir a sus cónyuges, padres e hijos menores de edad por un número sin límite de visas, mientras que los hermanos e hijos solteros y casados se les otorgan un número limitado de visas. Nadie puede traer a tíos, sobrinos, primos, abuelos u otros miembros de la familia extendida. Cabe resaltar que la mayoría de las categorías de familiares en las que se pueden pedir los cupos están cubiertas anualmente, lo que hace que exista una espera de años y a veces hasta décadas para que se puedan reunir con su familia.
La administración está tratando de prohibir que los familiares cercanos puedan reunirse y que los ciudadanos americanos puedan reunirse con sus padres, hijos adultos o hermanos. Nuestra nación no puede ser forzada a retroceder 100 años de historia a un pasado en el que no había leyes que protegieran contra la discriminación y exclusión basada en raza, etnicidad y origen nacional.
En vez de este prototipo de propuestas, necesitamos que el congreso pase una reforma migratoria que le asegure a los Estados Unidos de América leyes justas e inteligentes que salvaguardarán a las familias y ayudarán a construir nuestra economía.
La autora del artículo ha sido abogada de inmigración en los Estados Unidos por más de 12 años y puede ser ubicada en:
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